lunes, 17 de octubre de 2011

SOBRE LOS MAMERTOS Y EL ORIGEN DE LA PALABRA


La palabra mamerto es curiosa. Pocos conocen su significado y la mayoría la usa con excesiva liberalidad; generalmente de forma despectiva. Con un “Oiga, usted si es muy mamerto” me han increpado algunas veces.

La palabra no es exclusiva de los colombianos, existe en otros países de América Latina con acepciones como lerdo, sagaz o cínico. Lo que en nuestra forma de hablar equivaldría a bobo, “vivo” o “conchudo”. Ninguna de ellas es acorde con nuestras definiciones que son mucho más diversas.

Enunciaré los cuatro sentidos en los que se usa el término. El último de ellos es el original y tal vez, por eso, el correcto.

-Un texto largo y dificultoso es muy mamerto. Así lo dicen algunos que pocas veces o casi nunca leen por placer y que se marean cuando están obligados a consumir dos páginas distintas a las de las secciones deportivas de los periódicos y las revistas.

- Mamerto es todo aquel que gusta de llevar “la contraria”, que “desarma un balín”, como diría mi abuela; que encuentra “peros” en todo.

- Mamertos para la mayoría son aquellos que o bien militan en algún grupo de izquierda o bien se portan de la forma como la mayoría consideran que proceden los "izquierdosos". Estos son los que condenan el TLC, el abultado presupuesto para la guerra, la justicia penal militar, los organismos internacionales de crédito, el capital financiero o la privatización. No importa si estos llamados mamertos ya no desayunan con los acordes de “La Internacional” que salen de una grabadora vieja (“…arriba los pobres del mundo…”) o si ya no se ponen trémulos cuando escuchan Trova Cubana.

- La acepción original de mamerto está vinculada con uno de los partidos colombianos, el Partido Comunista (PCC), tradicional por sus ocho décadas de existencia. La historia es simpática. Cuando alboreaban los años 60 comenzaron a surgir organizaciones de izquierda inspiradas en el ejemplo de la Revolución Cubana. Las agremiaciones sindicales, campesinas y el movimiento estudiantil eran hasta entonces instrumentos de los partidos liberal y conservador y de la llamada democracia cristiana. A nuestra imaginación le resulta difícil concebir a un dirigente obrero que disfrutara de las peroratas de alguien del oscuro talante de Laureano Gómez pero sorprendámonos,  así sucedía. Pues bien, estos partidos fueron progresiva y paulatinamente desplazados. Los trapos rojiazules y las camándulas fueron reemplazados por la hoz y el martillo, las encíclicas papales fueron desalojadas de los morrales por los libros de Marx y Althuser.

Dentro de estos movimientos, y entre ellos, había serias divergencias sobre el estado en  que, de acuerdo con la tradición marxista, estaba el país. La diferencia más seria tenía que ver con el carácter de la lucha política. Algunos consideraban que la Revolución era inminente y que en menos de una década un ciclón iba a derruir el apolillado capitalismo colombiano.

En esos años, coincidencialmente, una buena parte de los dirigentes del Partido tenían nombres como Gilberto, Filiberto o Alberto. El primero, Gilberto Vieira, fue su conspicuo Secretario General durante muchas décadas; un fósil erudito y conocedor, como pocos, de las luchas sociales. En el habla cotidiana de los colombianos quien se retracta, se arrepiente o procede con mesura es considerado “mamón” Quien se “mama” simplemente desiste y como bien se dice “para ese no hay ley”. En medio del sectarismo ideológico, algunas organizaciones de izquierda, en disputa permanente por nuevos feligreses, consideraban que el PCC era timorato porque rechazaba lo que este juzgaba aventurerismos prematuros. De la mezcla de esos nombres y del colombianísimo término “mamarse” surge la palabra mamerto. En la jerga de la izquierda colombiana “mamertiarse” puede ser o bien abandonar y posponer cualquier lucha (cualesquiera sean las razones), o bien adoptar posturas que se juzgan propias del PCC.

Una nota adicional: en los años 60 había en la radio nacional un programa de humor muy escuchado: "Los Chaparrines". Uno de los protagonistas, Mamerto, era torpe, ingenuo y muy cómico. Como entenderán, esta figura les cayó de perlas a quienes eran detractores del PCC o simplemente querían tomarle del pelo.

Tengo muchos amigos mamertos y debo confesar que, aunque en ocasiones sus cantilenas me aburren, admiro  su compromiso y convicción. ¿No es así, camaradas?

viernes, 7 de octubre de 2011

ERRORES GRAMATICALES DE LOS ACADÉMICOS


Academicus errare humanun est. Los académicos son una raza extraña pero necesaria. El compromiso que les exige sus disciplinas puede volverlos taciturnos y huraños, y con lamentable frecuencia, puede ponerlos en disputa con el correcto uso del castellano. Esto último sucede con más facilidad en una sociedad de la información en la que todos días mutan teorías, conceptos y desarrollos tecnológicos. Como en el universo macondiano, a veces el mundo es tan nuevo que para nombrar un objeto solo es posible utilizar un dedo extendido y decir “eso”. Los siguientes son errores frecuentes de profesores y académicos. Mis amigos me ayudarán a extender la lista de perlas.

Pánel: Esta es una actividad muy frecuente en nuestras universidades, en algún momento, tal vez incluso mientras garrapateo estas líneas, algún profesor está pensando en los rozagantes invitados para un panel. Solo que la palabra lleva el acento en la última sílaba y es por tanto aguda, como lo son trabajar, plural y pared; no se tilda porque no terminan en vocal, n o s. Pronunciarla como si el acento estuviera en la primera sílaba es un error muy frecuente. Su plural, en concordancia con lo anotado, es paneles y no páneles.

Recepcionar: Simple y llanamente horrible. Esa palabreja no existe en español y lo que se pretende señalar con semejante estropicio ya está incluido en recibir.

Accesar: Muy frecuente en el mundo de la computación. Es posible que a muchos técnicos les resulte muy elegante pero es una deformación gratuita de verbo acceder. En algunos casos basta con ingresar.

Tic,s – TICs: Esta es la sigla de Tecnologías de la Información y la Comunicación. La sigla no requiere la s ya que expresa siempre un plural. Si no fuera así habría que duplicar sus letras tal y como sucede con RR. HH. (Recursos Humanos) o FF. AA. (Fuerzas Armadas). La sigla, tal y como lo manda la santa madre Real Academia Española debe escribirse con mayúsculas. El resultado final es sencillo y sonoro: las TIC…

A futuro: Esta expresión contiene un mal uso de la preposición a. Debe decirse en el futuro.

Al interior – al exterior: El mismo error de la palabra anterior. En vez de “al interior de las universidad hay fuerzas oscuras”, como pregonan en el Ministerio de Educación, debe decirse “en el interior de…”

Escenario: La palabra está bien escrita pero se suele pronunciar equívocamente como “exenario”, con lo cual en vez de una sc se pronuncia una ks. De paso mencionemos que quienes tienen problemas con la pronunciación de la x, dicen, “tadsi”, “adsioma” o “esperimento”. Debo confesar que algunos de los dirigentes estudiantiles de otra época, cuando nos poníamos “finos” y fungíamos como analistas políticos decíamos, muy orondos, cosas como “el exenario político nos permite concluir que…”

A grosso modo: Bueno, aquí también sobra la a. La expresión latina significa aproximadamente, a grandes rasgos. Debe decirse “el poder ejecutivo, grosso modo, quiere maniatar las altas cortes” y no, haciendo la equivalencia del latinajo “…ejecutivo, a, aproximadamente, quiere…”

De acuerdo a - en base a: ¡Cómo nos encantan las a! Una secuencia de ellas sale disparada cuando los médicos nos hacen abrir la boca tanto como para recibir maná del cielo; y son las primeras que escribíamos cuando jugábamos “ahorcado” (¿si recuerdan?). Las expresiones correctas son: de acuerdo con y con base en. Así, en vez de ponernos pedagógicos diciendo algo como “de acuerdo a las investigaciones antes mencionadas”, debemos expresar “de acuerdo con las…"

A nivel de. A los amantes de los placeres de la mesa nos dicen que en la ingesta es bueno ir despacio para dejarle lugar al “plato fuerte” (que en mi caso pueden ser los fríjoles con chicharrón). Bueno, aquí está el mío: las expresiones “a nivel de” y “a nivel”. Ambas se han convertido en un comodín que no puede faltar en ninguna alocución. La gente dice que el programa no funciona a nivel estudiantil o que se tiene una enfermedad a nivel del hígado o que el PIB a nivel nacional está bajo o que tal artista está posicionada en el nivel internacional. En estos días le escuché a un periodista afirmar que cierto almuerzo de trabajo era solo a nivel de secretarios de despacho. Todas esas expresiones son incorrectas. La palabra nivel alude a la altura, y por extensión, al rango o a la jerarquía. Son gramaticalmente correctas expresiones como “la ventana está al nivel de los ojos”, “la educación es un problema de nivel ministerial”, “al nivel del mar la vida es más sabrosa”. En los otros casos hay que buscar expresiones sinónimas; en vez de en el nivel nacional podemos decir en el ámbito nacional, y el programa que no funciona a nivel de los estudiantes puede mencionarse simplemente diciendo que no funciona con ellos…