martes, 8 de noviembre de 2011

LA NUEVA ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (II)


Adeudaba la segunda parte de los cambios introducidos en la ortografía de la lengua española. Menciono los más significativos. Esos mismos y otros pueden consultarse en el portal de la Real Academia Española: http://www.rae.es/ Un ejemplo de la pulcra incorporación de las disposiciones son el periódico y la agencia de prensa de Unimedios, el sistema de comunicación de la Universidad Nacional de Colombia, seguramente como resultado del celo profesional de periodistas y correctores de estilo. En algunos diarios nacionales aún se encuentran titulares como “El ex jugador visitó la cancha”, “La Ministra Campo respondió cuestionamientos” o “No hubo quórum en la plenaria” lo que, habida cuenta de la parcialidad informativa de algunos medios, es lo de menos.

Desaparece la tilde de algunas palabras. Desde ahora palabras como guion, truhan, Sion o frio carecen de la susodicha rayita. En cada una de ellas hay un diptongo, esto es, la existencia de dos vocales en una misma sílaba; como podrán notar son monosílabos y por tanto no se tildan. Bueno, dirán ustedes, ¿y cómo es que sí la tienen algunas veces palabras como dé (de dar), té (bebida) o sé (de saber o ser)? Esas tildes, que constituyen una excepción, son diacríticas, y se utilizan para evitar confusiones entre los términos mencionados y otros en los que cumplen el papel de preposición, la primera, y pronombres la segunda y tercera. Dos ejemplos de ello son: ¿te sirvo el té? y solo sé que se lo advirtieron.

En el pasado, la tilde se justificaba en esas palabras porque algunos hispanohablantes las pronunciaban como bisílabas, es decir, como si en vez de diptongos tuvieran hiatos (vocales contiguas que pertenecen a distintas sílabas). A las palabras mencionadas se le suman algunas del llamado voseo: fia, fias, cria, crias, lia, lias, guia, guia, entre otras, que corresponden a una manera de hablar típica de los españoles. Así, un hidalgo menesteroso le dice al tendero: ¿qué tal si me fiais la leche para el crio? o Penélope Cruz nos pregunta (en nuestros sueños, claro): guapo, ¿qué tal si vos me guiais a un bar?

En todo caso, a los estudiantes colombianos les quedará más fácil -ya que una sílaba se pronuncia en un solo golpe de voz- acusar a la ministra de Educación de truhana y al presidente de truhan.

Cambios en algunas palabras de la letra q por la c. La letra q solo existe en español cuando está acompañada de la combinación ui como en quizás o de la ue como en queso. A partir del año pasado, palabras ya castellanizadas como quark, quasar o quórum deben escribirse cuark, cuasar y cuórum. Por las mismas razones la Real Academia Española recomienda que nombres provenientes de otras lenguas como Iraq o Qatar sean transcritos como Irak y Catar.

El tratamiento de extranjerismos y latinismos. Recuerdo que a un par de generaciones caldenses de intelectuales, literatos, tomadores de tinto y habladores de mierda, se les llamó “greconquimbayas” o “grecocaldenses”. Estos eran unos hombres clásicos capaces de hacer mixturas floridas de expresiones griegas, latinas y una herencia mestiza que, por fortuna, ninguna pluma europea pudo eliminar. De ahí los versos llenos de latinajos y el tono cuasierudito de sus textos. Leyéndolos aprendí una cierta cantidad de palabrejas que, posudo como todos los adolescentes, utilicé en esos tiempos.

Ahora y excusándome de la digresión, la RAE distingue entre las expresiones y palabras latinas que están ya adaptadas el español y las que no lo están. Las primeras tienen un uso frecuente como déficit, hábitat o ultimátum y a diferencia de sus originales latinas tienen tilde (el latín carecía de ellas).Estas se dejan tal y como están. Aquellas que no se han adaptado o que quien escribe desea conservar en su forma original, deben escribirse con letra cursiva, con lo cual se denota que son palabras de otra lengua como delirium tremens (lo que le da a los borrachitos), currículum vitae o vox populi. Lo mismo sucede con femme fatale (las que parece son irresistibles), weekend o ballet.

Todos los cargos y tratamientoz se escriben con minúscula. Cargos tales como ministro, presidente, rector, obispo, decano, vicerrector, magistrado o juez ya no se escriben con mayúscula inicial. Así, diremos “el rector Wasserman”, “el presidente Santos” o “el obispo xxx” (no sé el nombre de ninguno, ya no voy a misa...) De la lambonería burocrática desaparece también la mayúscula de expresiones como señor, don, sor, ilustrísimo, excelentísimos, honorables (¿Quiénes? ¿Los congresistas?)