martes, 10 de enero de 2012

EL VAPULEADO VERBO HABER


Luego de una larga ausencia estamos aquí. Existen algunas novelas que nos provocan un cierto temor reverencial por su importancia en la literatura universal pero también, confesémoslo, por su extensión; mil páginas de genialidad literaria se engullen con, digamos, alguna dificultad. Pero un amante de la literatura no debería pasar por la vida sin haberse zambullido alguna vez en El hombre sin atributos, Ana Karenina, Don Quijote, Los hermanos Karamazov, En busca del tiempo perdido, La montaña mágica o Ulises. El largo confinamiento y reposo al que me vi sometido en estas fechas, me permitió hincarle el diente, con placer, a esta última obra maestra.

Pero vamos a lo nuestro. Nos ocuparemos de uno de los verbos más importantes: haber. Contra él, como observaremos, se perpetran muchísimos desaguisados.

Esta usted, muy, pero muy equivocado si dice o escribe frases como:

Han habido muchos inconvenientes hoy
Que hayan nuevos especímenes
Haber, ¿dónde está el almuerzo?
Habemos algunos profesores muy interesados
Habrán circunstancias especiales
¿No lo sabes? Hubieron problemas que ni para qué te cuento.
¡Ojalá hubieran políticos honestos!
Habemos visto vociferando al artesano
Si no me avisa hubiera perdido la ida a clase
Hoy sabemos que pueden haber oportunidades

No se extrañe si cuando pronuncia frases como las anteriores alguno de sus oyentes enarca las cejas o arruga la nariz y de pronto, si le tiene confianza, le diga “Ey socio, no maltrate tanto el idioma”

Resulta que haber actúa como verbo impersonal y como verbo auxiliar. En el primer caso es sinónimo de existir u ocurrir; así, existe o hay una ventana rota, hubo u ocurrió un accidente. En todos los casos se usa solo la tercera persona del singular. No puede decirse yo he libros o tú habrás casas, ¿no? Por ello el verbo nunca, ténganlo claro, nunca, se pluraliza. Por eso no hubieron sino que hubo problemas, habrá (y no habrán) momentos alegres, y ojalá, santa inocencia, hubiera políticos honorables.

Por supuesto que decir “habemos siete personas interesadas” está mal, pero algunos reemplazan la expresión por otra casi tan equívoca: hay conmigo. En todos lo casos es suficiente con reemplazar el haber con somos o estamos, como en "en la reunión estamos ocho".

Haber funciona fundamentalmente como verbo auxiliar. Sirve para construir los tiempos compuestos de todos los verbos: he visto, habían trabajado, había comido, has construido, hubiéremos esquilmado, habremos pernoctado, hube ascendido. En todos los casos el verbo acompaña a otro que siempre va en participio, esto es, cuando se trata de verbos regulares, un verbo terminado en ado, ido, o simplemente en o, como en los irregulares, anduvo o vio. Como se nota, en estas circunstancias el verbo debe sujetarse a la concordancia de número. 

Con frecuencia se confunde haber con la expresión homófona a ver. “Haber, ¿quién invita el guaro?” Eso se dirime fácilmente utilizando un veamos que siempre es posible cuando se trata de la segunda expresión Lo correcto, además de meter la mano al bolsillo y no pasar por "gotera" es decir: “a ver (o veamos), ¿quién invita…?”

Con el habemos hay una excepción simpática: en la prosa literaria o en la lengua culta es admitido como variante de la expresión “habérselas”, que tiene la acepción de enfrentarse a; tal y como seguramente afirmaron los eruditos jueces que se ocuparon de Agro Ingreso Seguro o la Dirección Nacional de Estupefacientes: “nos las habemos con bandidos”.